miércoles, 7 de marzo de 2012

The Artist

Esta semana pasada fuí un poco a rastras al cine (lo confieso), a ver la gran ganadora de los Oscar de este año, "The Artist".
La verdad es que me emocionó, y me pareció sorprendente que a nadie se le hubiera ocurrido hasta el momento volver a hacer una película de cine mudo, en homenaje al cine de entonces... Lo cierto es que en ningún momento eché de menos el sonido...  estuvo muy presente para mí,  la importancia del contenido no verbal de la comunicación. Los gestos, la mirada, el brillo de los ojos, las posturas corporales... Me pareció que la expresión del rostro tenía más fuerza, más peso que de costumbre, y que las caras de los actores brillaban de una forma especial, como en las películas antiguas.
Y lejos de parecer una nostálgica, y el motivo de dedicarle una entrada en este blog, es porque mientras iba transcurriendo la trama, mi mente iba haciendo una lectura psicológica de la historia, perfectamente extrapolable a situaciones cotidianas a las que la gran mayoría nos enfrentamos. No, no voy a contar el final de la película.
Mientras la veía, pensaba en las expectativas que tenemos sobre nosotros mismos y nuestras capacidades, esas ideas que nos vamos forjando a lo largo de nuestra vida sobre lo que somos capaces de hacer y lo que no, y que en muchas ocasiones se acaban convirtiendo en barreras infranqueables.
Es verdad que muchas de esas ideas representan parte del autoconocimiento  que vamos adquiriendo en base a nuestros logros y fracasos, y también es cierto que es bueno (en mi opinión), tener una idea aproximada de nuestras habilidades y de aquellos aspectos en los que nos mostramos tan habilidosos. Una idea "no rígida" y actualizable.
Sin embargo, y como en todo lo demás, creo que es muy importante tener cuidado con esto... ¿De dónde nace la idea de que yo no puedo hacer tal cosa? ¿Cómo y cuándo descubrí que determinada faceta no se me daba bien? ¿Qué esto o lo otro no eran para mí? ¿Lo descubrí o me lo dijeron tantas veces que acabé creyéndomelo? ¿Cuándo tiré la toalla? ¿Tendría fuerzas para intentar algo nuevo, diferente, algo que rompiera con mi guión de vida? ¿Podría arriesgarme a probar eso que tanto deseo hacer y que creo que no puedo lograr? ¿Cuántas de las barreras que encuentro en mi vida, me las pongo yo misma, o he dejado que me las pusieran otros desde fuera, otorgándoles valor de fe a sus juicios sobre mi persona? Los juicios que oimos de pequeños sobre nosotros mismos, y sobre todo si están hechos por personas significativas, tienen un gran peso en determinar lo que de mayores creeremos que somos o que podemos o no hacer.
Para mí, gran parte de la película habla de estas barreras que nos ponemos a nosotros mismos, basadas en etiquetas rígidas que no nos permiten actualizarnos y estar realmente presentes con todas nuestras potencialidades. Y también habla de la importancia del apoyo, cuando nuestro autoapoyo falla. La importancia de una mano tendida para ayudarnos a levantarnos de las zancadillas que a veces podemos ponernos a nosotros mismos.
Me acordé del cuento del elefante encadenado de Bucay. 
Hermoso cuento y hermosa película.

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