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Algunos derechos reservados por Benjamin Albiach |
Quisiera compartir este bello cuento popular que me ha enviado
una buena amiga, y que una vez más me ha hecho reflexionar sobre la idea de “desequilibrio
cómo índice de salud”, y recordar una de las primeras entradas que publicamos
en nuestro blogg “El equilibrio…, apenas lo acaricio y ya se me escapa”
Cuántas veces nos pasa, que en situaciones límite o
desesperadas, hacemos cosas, probamos soluciones, buscamos salidas en sitios
que antes hubieran sido inimaginables para nosotros? ¿Y cuántas veces al hacer
algo distinto, sucede también algo distinto?
Se abren nuevas puertas… nuevas posibilidades…
¿Os acordáis de otra entrada que se titulaba “Cuando nos salimos del círculo”?
A veces esperamos a que el miedo por lo que vamos a hacer y
nunca hemos hecho antes, sea menor que el miedo a lo que podría pasar si no
movemos ficha. Es como si no tuviéramos más remedio que seguir hacia adelante y
lanzarnos al vacío de la vida… confiar… (aunque sea sin demasiada confianza).
Es como si el universo cortara nuestra rama, esa en la que estamos cómodamente instaurados,
y nos dijera… ¡ala…. A volar!
Se me ocurren multitud de ejemplos… No cambiar de trabajo,
aunque estemos insatisfechos con el nuestro y nos haga infelices, no
arriesgarnos a iniciar esa empresa que nos ilusiona y en la que creemos, por
miedo al fracaso… seguro que podéis aportar muchísimos más.
Por eso quisiera compartir esta historia, con la esperanza de
que cuando sintáis que la vida os corta vuestra rama, que todo se tambalea a
vuestro alrededor, podáis pensar que quizá sea la hora de desplegar esas alas
que seguro poseéis y volar hacia mejores horizontes.
Podáis pensar en esa situación difícil como una posibilidad de
crecimiento al fin y al cabo, y no como algo que os limita o constriñe.
Espero que os guste…
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“ Corta tu rama:
Cuenta una leyenda que el rey de una lejana comarca un buen día
recibió en obsequio dos pequeños halcones y los entregó al maestro de cetrería
para que los entrenase.
El maestro le informó que uno de los halcones respondía perfectamente al entrenamiento, pero que el otro no se había movido de la rama donde lo dejó desde el día de su llegada.
El rey mandó llamar a curanderos y sanadores para que vieran al halcón, pero nadie pudo hacer volar al ave.
Entonces decidió encargar la misión a miembros de la corte, pero nada sucedió…
En un acto de desesperación, el rey decidió comunicar a su pueblo que ofrecería una jugosa recompensa a la persona que hiciera volar al halcón.
A la mañana siguiente, vio al halcón volando agilmente frente a las ventanas de su palacio.
El rey le dijo a su corte, Traedme al autor de este milagro.
Su corte rápidamente le presentó a un campesino.
El rey le preguntó:
Tú hiciste volar al halcón? Cómo lo hiciste? Eres mago?
Intimidado, el campesino le dijo al rey: No fue magia ni ciencia, mi Señor, sólo corte la rama y el halcón voló.
Se dio cuenta que tenía alas y se empezó a volar.
Las crónicas narran que desde entonces el halcón voló libre y sin restricción alguna…
y el rey simplemente disfrutaba de su vuelo…
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…y
tú, a que estás aferrado
…que te impide volar?
…qué es eso de lo que no te puedes soltar?
Vivimos
dentro de una zona de comodidad donde nos movemos y creemos que eso es lo único
que existe.
Dentro de esa zona está todo lo que sabemos y todo lo que
creemos….
Convivimos con nuestros valores nuestros miedos y nuestras limitaciones. En esa
zona reina nuestro pasado y nuestra historia.
Tenemos sueños, queremos resultados, buscamos oportunidades,
pero no siempre estamos dispuestos a correr riesgos.
No siempre estamos dispuestos a transitar caminos difíciles.
Deja de aferrarte a tu propia rama y corre el riesgo de volar
más alto
ATRÉVETE A VOLAR. !!!
Cuento Popular”
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